Por : Dave Rincón
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¿Qué me mira?… ¡Mucha risa!… ¿No se dio cuenta?… acaso usted, el mundo, el universo entero no me reconoce… Soy…. soy un vaciado, un hijueputa vaciado. ¡Mirenme!… me delata a leguas mi corbata puerca, este traje maloliente, este maletín dañado y el ponque de mierda en la suela del zapato.
Y si, hoy fue un día de esos de porquería. Otra entrevista inútil de las que ya me sé de memoria hasta el rechazo con antelación. Un día más sin plata pero más desdichado y vaciado. Un día más de vagar entre semana, al medio día, donde solo deambulan los desocupados y los poetas. Solo me queda levitar por las baldosas del parque, sentarme unos minutos en la banca y quedar hechizado con esa fuente de querubines y ángeles, ver sus caras agrietadas intentando divisar a lo lejos la estatua de un prócer de alguna patria, seguido de un reputado político, de yo no sé qué gobierno, adornado con mierda de paloma guerillera, esa estatua al contrario me recuerda a otra en mejor estado en el centro. Su nombre lo tuve presente hace poco una noche entre sorbos y cigarrillos, un parcero pidiendo otra pola no recordaba quien aparecía en el billete de 10.
Estoy seguro que esa gente ni siquiera se imaginó que les harían un monumento en el futuro y que ocupan una fracción memorable de espacio público, perdón de la historia. Si me quedo aquí será mejor quitarme algo de esta ropa que no la aguanto por este solazo. Y no sé si es el aroma perfumado del bote de basura o el splash de los panas mariguaneros, pero debe ser algo en el aire que me facilita pensar en buenas ideas, aunque más me parece que es por la falta de bocado en el día.
Estoy cansado de este rostro hambriento y desdichado en el espejo en las mañanas antes de ver los clasificados. Algún día encontraré: Se solicita estatua para parque y sin experiencia. Y el empleo será mío, pero no como estatua humana, sino como las de hierro, bronce o metal, sin preocupaciones por malos jefes, la comida o el arriendo, mi trabajo consistirá en estar siempre ahí, en el mismo lugar, día y noche, llueva o haga sol y será el empleo estable que siempre quise. Solo los enfurecidos manifestantes o algún traslado a un museo me obligarían a moverme, menos mal eso ocurre rara vez.