Periodista : Dave Rincón
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Veo sus caras
aunque mis ojos caminan lejos de ellos.
Uno de mis párpados juega a la cebollita con el otro.
Y mi piel es una pista donde las gotas compiten,
van y vienen por el canalillo de la espalda,
y las llamas encienden mis vellos.
Como luciérnagas,
Como punzadas en la nariz,
que estremecen hasta el perro más fino con pulgas.
Grita mis angustiadas ansias y renunció a rascarme.
Al final el desdichado y pequeño dedo, ríe y sufre como yo.
Sé que solo la mordida en la punta de la lengua
evita en el rostro el disparo de un estornudo nuclear.
Y recuerdo contar hasta diez, como mantra
así confundo siempre a la brisa detrás de la oreja,
en el horizonte juego a la gallina ciega con el duende del arcoíris
y su rocío se desliza en mi frente y salta en un trampolín en la punta de mi barbilla
Veo sus caras
aunque mis ojos caminan lejos de ellos.
Mi placa tiene escrito ángel San Gabriel
bato las alas antes del próximo vuelo
en un imponente y sólido pedestal de lata.
Permítanme contemplo la vida en su lontananza,
por solo segundos, minutos u horas
No fue sencillo prestar atención cuando fui niño,
pero tú eres grande o quizás un niño grande
tírame un vistazo, engaña tu andar
fíjate que tan quietos ambos podemos estar.
Como el planeo de un ave en el cielo
Como las alas de mis cejas extendidas
que se dejan llevar por la brisa.