¿Yo quisiera saber si es que el humor o la comedia han cambiado o es sólo que mi percepción de lo que me hace reír es distinta generacionalmente? Porque viendo esta cinta colombiana de los años 70’s del señor director Gustavo Nieto Roa, no son frecuentes los momentos que me producen gracia.
«El Taxista Millonario» es un título poco revelador o concluyente para quien no la haya ni escuchado, de por sí sólo por su nombre. Aunque los prejuicios no faltarán, aún más cuando se cae en cuenta que es una película del cine nacional de finales de los 70 ‘s y nada menos que del género comedia. Sin embargo, es una cinta que revela esos rasgos característicos de este género en la pantalla del cine nacional y lo que se consideraba chistoso para la época.
En síntesis, la película narra la historia de José o Pepe “El taxista” (“El Gordo” Benjumea) quien se aguanta su viejo y averiado taxi, sin embargo con él tiene que trabajar. Pepe se enamora de una vedette llamada Verónica pero quién lo desprecia por su condición económica. Pero, repentinamente un día José se vuelve un tipo adinerado, justo la tarde en que se suben unos ladrones de banco a su taxi y cuadras más adelante escapan en un bus.
Para acortar la historia, Pepe es señalado de participar en este robo, acá parece más una burla a nuestro sistema de justicia, porque mientras los verdaderos ladrones escapaban del juzgado, Pepe con una simple explicación, da su versión, demostrando finalmente su inocencia, parecería que no fuese suficiente absurdo, porque justo en ese momento, nuestro taxista se da cuenta que ganó un premio de la lotería.
El Gordo Benjumea no es para nada un mal actor, de hecho se le reconoce por ser uno de los más rescatables talentos colombianos. En esta cinta evidentemente intenta replicar algo del cine mexicano, en una copia mal hecha de un cantinflas hinchado, con escenas de un musical con mariachi, pero sin la misma gracia de las películas de Vicente Fernandez o Pedro Infante.
Y refiriéndome a lo mismo de querer copiar a lo mexicano, es fracasado y hasta espantoso escuchar ese acento méxicano e impostado, que en particular se les oye hablar a los ladrones de la historia. Bastante mediocre e inverosímil estos ladrones que más parecían una caricatura de mal gusto.
Hace unos cuantos años parecía improbable pensar que el cine colombiano no estuviera compuesto sólo por “comedias”. De las que el objetivo primordial fue retratar el “típico colombiano”, como usted o como yo: Risueños, alegres y felices, donde a pesar de los problemas hay buen humor y nuestra comedia sale hasta por los poros. ¿Por qué no?, seamos sinceros, el colombiano promedio a pesar de estar vaciado y emproblemado, estará emocionalmente bien y siempre viendo el lado positivo, de pronto hasta un día de estos solo por nuestra buena actitud nos ganemos el chance, aún sin compralo, como el protagonista de esta película.
Las opiniones son variadas en general cuando se habla de cine de comedia colombiano, pero hay una generalidad con respecto a esto y es que no hay una cinta que realmente se tome tan en serio el hacer reír. Personalmente preferiría ver algún día un cine de este género en nuestro país que tenga matices entre la crítica, la sátira a nuestra realidad social y económica, y además que sea ácido, que no posea filtros o censura en su narrativa y en el que se deje de lado los chistes predecibles y repetitivos que ya se sabe hasta mi abuelita.